NOVENA
A NUESTRA MADRE Y
SEÑORA
DE ARÁNZAZU
QUE SE VENERA
EN LA IGLESIA DE
NUESTRO PADRE DE SAN FRANCISCO
COMPUESTA
POR UN RELIGIOSO DEVOTO
SUYO
LIMA
IMPRENTA DE FRANCISCO
SOLIS
CALLE 4a. DE JUNIN
(ZARATE) N° 178
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1863
A LA HERMANDAD DE
DE NUESTRA SEÑORA DE
ARÁNZAZU
DE LIMA
En el IV Centenario de
la fundación de la primera Hermandad de la Virgen de Aránzazu en el Perú,
1612-2012
INTRODUCCIÓN
BREVE HISTORIA DE LA
APARICIÓN
DE NUESTRA SEÑORA DE
ARÁNZAZU
Como introducción histórica a la hermosa novena que se
practica ante el altar de la Virgen de Aránzazu en la iglesia-basílica de San
Francisco de Lima, ofrecemos la siguiente narración, que es la primera que se
conoce históricamente, y se debe al célebre
historiador Esteban de Garibay y Zamalloa, natural de Mondragón
(1533-1600).
"En estos tiempos de tanta calamidad y miseria, la
virgen María, madre de Dios, y Señora nuestra, tuvo por bien de visitar a la
región de Cantabria con una sancta y devota imagen suya, que por divina
providencia apareció en un profundo y inhabitable yermo del término de la villa
de Oñate, en las faldas de la grande montaña, llamada Aloya, que pasó de esta
manera, según tengo relación cierta de un viejo de ciento y siete años, que al
tiempo que la sancta imagen se halló, era mozo de diez años, y de otros de a
noventa y más años. En este año de mil y cuatrocientos y sesenta y nueve, uno
más o menos, un mozo que guardaba ganado, llamado Rodrigo de Balzategui, hijo
de la casa de Balzategui, de la vecindad de Uribarri, Jurisdicción de la dicha
villa de Oñate guardando las cabras de su casa en las faldas de la dicha
montaña de Aloya, un día Sábado, que es dedicado a la virgen María, descendió
por sus vertientes abajo, guiado por la mano de Dios, a lo que piadosamente se
debe creer. Cuya inmensa majestad siendo servido, que en adelante,
fuese en aquel desierto perpetuamente loado y ensalzado su nombre, y el
de la Reyna de los Ángeles, madre suya, y protectora nuestra, siendo de los
fieles Cristianos de diversas partes aquel lugar visitado y reverenciado,
permitió, que a este mozo pastor se le apareciese en aquel profundo sobre una
espina verde, una devota imagen de la virgen María, de pequeña proporción con
la figura de su hijo precioso en los brazos, y una campana, a manera de grande
cencerro al lado. Esto sucedería en tiempo de verano, pues a tal lugar, ajeno
de pastos de invierno, llevaba su ganado. De este caso tan impensado, se admiró
el pastor, y juzgándolo por cosa de Dios, rezó la Ave María, y otras oraciones
que sabía, y luego con grande reverencia, cubriendo la Santa imagen con ramas y
otras cosas, que a mano pudo haber, ya que vino la noche, volvió con el ganado
a su casa. Donde refiriendo el caso, y siendo después avisada la villa y
regimiento de Oñate, con la justicia concurrió mucha gente del clero y pueblo,
guiándolos el pastor, y con harto trabajo, llegados al lugar, hallaron la santa
imagen, puesta en el espino verde. Entonces con grande fervor y devoción,
hincándose todos de rodillas, dieron muchos loores y gracias al omnipotente
Dios, y a la virgen y madre suya, porque con tan preciosa joya, y en semejante
lugar puesta, que no carecía de grande misterio, los avía querido visitar del
cielo" (COMPENDIO HISTORIAL, Amberes, 1571, Libro XVIII, cap. XXV).
La novena que
reproducimos tiene la finalidad de
reproducir en el devoto que la práctica, efectos semejantes a los que
experimentó el pastor Rodrigo de Balzategui, cuando vio a la Virgen en su
aparición.
MODO DE REZAR LA NOVENA
hecha la señal de la
cruz, delante de la
santa imagen, se dirá
lo siguiente
Acto de Contrición.
¡Dulce Jesús de mi alma, Padre
amoroso de mi vida!, si mis culpas han sido la causa que de mí te ha retirado,
ya pretendo, Señor, tu amistad, y me duelo con todo el alma de lo mucho que te
he ofendido. Antes de perder la gracia, fui para mi fortuna tu hijo; mas hoy
que de este bien carezco, por mi desdicha, ni sombra soy de lo que fui. Cuando
estuve en paz contigo en el dichoso estado de la inocencia, me amaste con
ternura; mas ahora mis pecados son la causa de las penas de que me veo cercado.
Quiero ya, mi Dios, restituirme a tu amistad, y que mi dolor encienda más la
llama de aquel amor primero. Inflama, Dios mío, mi corazón, para que al toque
de tus auxilios me arrepienta de mis culpas, y logre ser tuyo. Así lo espero
mediante tu divina misericordia. Amén.
ORACION PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DIAS
¡Oh Madre amabilísima! ¡Qué consuelo,
qué alegría, qué regocijo tendría el feliz Pastor, cuando os vio en ese espino!
Yo, Señora, aunque pecador, te reconozco como mi Madre. ¿Seré tan infeliz, tan
desgraciado, que no merezca que oigas mis clamores? Mis culpas, Señora, me
avergüenzan, y me atemorizan para ponerme en tu presencia; pero confiado en que
sois Madre de misericordia, y que no despreciáis al arrepentido que os invoca,
me postro en vuestra presencia, y os suplico me miréis con ternura de Madre.
Os aparecisteis al Pastor en un
espino. ¡Cómo os adoraría! ¡Cómo os reverenciaría! ¿Qué alabanzas os daría?
¿Qué expresión de amor os daría? Yo señora, aunque pecador me postro en vuestra
presencia, os adoro, os venero, os tributo mi amor, os ofrezco mi corazón.
Quisiera tener la sencillez que tuvo el Pastor á quien os aparecisteis, pero
Señora, por lo mismo que soy pecador, confío que no me despreciareis, y me
mirareis con la ternura de Madre! Pecador soy, Señora, sois Madre de todos
ellos, y por esta razón confió y espero de tu piedad que no despreciareis mis
ruegos y mis clamores. Sois Madre amorosísima, Madre de piedad, compadeceos de
este pecador que implora vuestra protección: concédeme dolor por mis culpas, un
propósito firme y constante para gozar la misma sencillez e inocencia que logro
el Pastor a quien os aparecisteis; que así lograré ser feliz de alabar á tu
Hijo en tu gloria por una eternidad. Amén.
Recemos cinco Aves Marías en reverencia de las cinco letras que componen
su dulcísimo nombre; y en cada Ave María se dice;
Bendita sea la purísima é inmaculada Concepción de la Bienaventurada
siempre Virgen María.
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ORACIÓN
PARA EL PRIMER DÍA
¡Oh María a quien los cielos adoran!
¡Oh Reina la más excelsa criatura, a ti recurre nuestra confianza, deseosa de
conseguir el remedio de nuestros males y dolores! Como sucedió en la provincia
de Álava con Martín Ortiz y su Mujer Francisca Martínez: que habiendo cegado
totalmente, sin esperanza de remedio alguno que les aliviase, ocurrieron á tu
protección, y yendo á tu Santuario a caballo, guiados de otros, á hacerte una
novena, les restauraste la vista: volvieron á su casa á pie, reconocidos y
agradecidos de tu favor. Si estos lograron vista en el cuerpo, haced que la
tengamos en el alma, para que conociendo nuestros yerros, los lloremos en estos
nueve días que hacemos esta Novena: lo que esperamos alcanzar de vuestra
piedad, para desagraviar á tu Divino Hijo, que le tenemos irritado con nuestras
repetidas culpas. Amén.
Pidamos á esta Divina Señora con
confianza de hijos, lo que necesitamos.
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ORACIÓN PARA DESPUÉS DE
LA PETICIÓN
Madre amorosa
Dulce y benigna,
Y de Aránzazu
Madre Divina.
(Es copla que dice el Sacerdote con
el pueblo).
Dios te salve Reina hermosa
De Aránzazu dulce María;
De misericordia Madre
De los ojos de Dios Niña.
Madre amorosa, etc.
Vida y dulzura de amor,
Esperanza nuestra dicha,
Salve mi dichoso hechizo,
Luz que alumbras mis fatigas.
Madre, etc.
A ti claman desterrados,
De Eva los hijos é hijas,
Que en la noche de sus penas,
Otra luz no los alivia
Madre, etc.
A ti gimiendo y llorando,
Enternecidos suspiran,
Porque no tienen consuelo
Sin tu luz, bella María.
Madre, etc.
De lágrimas en el valle
Y sin ver tu cara linda,
¡Que tendrán, sino sollozos
Los ojos que no te miran!
Madre, etc.
¡Ea, pues, abogada nuestra!
Blanco de fieles caricias,
Vuelve tus hermosos ojos
A nosotros Madre pía.
Madre, etc.
De misericordia llenos
Son para atender desdichas,
Ponlos en nuestras miserias
Tórtola de dulce amor.
Madre, etc.
Y a Jesús fruto bendito
Del Paraíso de delicias,
Del seno virginal intacto
De tu vientre Madre mía.
Madre, etc.
Muéstranos después de este
Destierro de tiranías
Para que seamos dignos
De la gloria prometida
Madre, etc.
¡Oh clemente, pía y dulce,
Graciosa Virgen María,
El ser tus finos esclavos
Lo tenemos á gran dicha
Madre, etc.
Ruega por los pecadores
Sin que te des por vencida,
Ni el ser que debes á Cristo
Ni el ver nuestra rebeldía
Madre, etc.
Amen, Jesús, con quien reinas
De espíritus asistida
Como Madre de Aránzazu
Que alegra las Jerarquías.
Madre, etc.
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¡Dios y Señor Nuestro!, te
rogamos concedas a tus humildes siervos,
gozar perpetua salud de alma y cuerpo, y
por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de
la presente tristeza, y gozar de la eterna alegría.
Por Nuestro Señor Jesucristo, que
contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de
los siglos. Amén.
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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Santísima Virgen María de Aránzazu!,
lirio purísimo de castidad, fresco jardín de celestiales deleites: arca del
testamento donde está el maná escondido. Preciosísima margarita, y perla
singular del linaje humano. El Señor os crió sin mancha, os crió por sierva
humilde, os amó como a esposa dignísima. Vos sois la gloria del linaje humano, y
ornamento de todo el universo. Volved, Señora, vuestros a mí, pecador
miserable: mas de sucio hazme limpio; de pecador, justo; de perezoso,
diligente; de tibio y seco, ferviente y devoto. ¡Dios os salve!, esperanza de
los que de sí desesperan, y especialísima ayudadora de todos los que se acogen
a vuestro patrocinio. Vos tenéis las llaves del tesoro celestial: Sois Vos luz
de las tinieblas. Vos, el espejo de los Santos, y esperanza de los pecadores:
todas las generaciones os bendicen, los tristes os llaman, todas las criaturas
se alegran de vos. Los ángeles en el cielo con vuestra presencia se honran, y
los hombres en la tierra con vuestra
esperanza viven. Todos os llaman y á todos respondéis, y por todos
rogáis. ¿Pues qué haré yo pecador tan indigno para alcanzar vuestra gracia? Mis
pecados me turban, mi desidia me aflige, y mi malicia me enmudece para
comparecer ante Aquel eterno Juez; que aunque es manso en el sufrimiento, es
justo en el castigo. ¿Pues quién será tan justo que para este juicio no tenga necesidad
de ayuda? ¿Qué será de mí, María de ARANZAZU, si lo que perdí por mi pecado, no
gano por vuestra intercesión? ¡Oh Reina de los Ángeles! Cambiad mi vida,
ordenad todas mis obras de tal manera que merezca yo, aunque pecador, ser oído
con piedad, para salir del estado de la culpa, y después gozar, á vuestro Hijo y á Vos, por los siglos de los siglos.
Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SEGUNDO DÍA
¡Oh María pureza divina, á quien
eligió el Altísimo por Co-redentora del linaje humano!. Nosotros, Señora, hemos
perdido a nuestro Dios con nuestras repetidas culpas y caídas. Dadnos la mano
para levantarnos, como lo hicisteis con Juan de Irrundo, de oficio cantero, que
trabajando la capilla mayor de vuestro Santuario, reconociendo el peligro que
amenazaba un estribo de piedra, que servía de andamio para los oficiales, dijo
á los Religiosos: “No es posible, Padres, que dejemos hacernos pedazos en esta labor si la Virgen
Santísima, en cuyo servicio nos empleamos, milagrosamente no nos libra”. Apenas
pronunció estas palabras, cuando cayó el estribo hasta diez y siete varas de
distancia, dando en el suelo con los peones. Pero Vos, que como Madre estáis al
cuidado de vuestros hijos, los preservasteis de la muerte, y desenterrados que
fueron, se pusieron de rodillas, elevando las manos en acción de gracias, y
volvieron a su tarea y labor, como si no hubieran padecido tan terrible golpe.
Nosotros, Señora, nos hallamos enterrados bajo el dominio de nuestras pasiones,
favorecednos como Madre; resucitadnos á la vida de la gracia, y permaneciendo
en ella, trabajaremos venciendo al mundo, demonio y carne, que nos tienen
oprimidos. A así lo esperamos de vuestra piedad, con las demás gracias que os
suplicamos en esta Novena, si es del agrado de Dios. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL TERCER DÍA
¡Oh Madre del mejor Hijo! ¡Sol del
más claro Cielo! ¡Estrella del firmamento de las virtudes, donde resplandeció
el agradable lucero de la gracia, a vista de la oscura y tenebrosa noche de
nuestras culpas!. ¡Oh Madre de piedad, que favorecéis a los que os invocan en
sus mayores aprietos, como sucedió con Cristóbal de Sarduce, que pasando un
rio, tropezó el caballo y le llevó la corriente largo trecho. Fluctuando ya el
miserable entre el ímpetu de las corrientes, y llamándoos con el aliento que le permitían sus mortales ansias
de ahogarse, encontró entre las manos una piedra grande; abrazase con ella, y
cobrando respiración volvió a implorar vuestro amparo, hizo voto de visitar
vuestro Santuario, y al punto se le puso en la oscuridad de la noche una luz
clarísima que lo guió hacia la orilla y saltó á tierra. Nosotros, Señora, nos
hallamos náufragos en la corriente de nuestras pasiones; amparadnos que ya os
invocamos con el título de Madre Santísima de Aránzazu, y guiadnos por el
camino recto del cumplimiento de la ley de vuestro Hijo, y las demás
gracias que os pedimos en esta Novena,
si es del agrado de Dios. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL CUARTO DÍA
¡Oh Bienhechora del mundo! Torre
fuerte de David que a todo el infierno
hacéis resistencia. Muralla inexpugnable de la Ciudad de Dios, donde el
incendio que abrasa es el fuego de amor con que vuestro amor ardiente a las
almas favorece. Así lo hicisteis con doña Isabel Bimpel, que estando tullida dos
años sin conseguir alivio de los médicos y cirujanos, hizo voto de ir a
visitaros en vuestro Santuario:, y para ejecución de sus deseos, mandó buscar
cuatro hombres que la cargasen. Entró en vuestro Sagrado templo, perseveró
orando en vuestra presencia, y después sintió tan interior regocijo y gozo en
su corazón, que se juzgó estar libre; intentó levantarse, y hallándose ligera,
a los primeros movimientos se puso en
pie, y dando algunos pasos, reconoció no tener molestia algún. Enajenada de
gozo la salud tan milagrosamente recobrada, alzó el grito en acción de gracias
a Dios, y a Vos por tan singular beneficio. Veo yo que toda mi vida he andado por caminos
desviados sin dar un paso en servicio de Dios. Os pido Señora, me deis auxilio
para caminar por la senda de la perfección, imitando vuestros pasos. Así mereceré como Isabel levantar el
grito en alabanzas de tu Hijo, y sirviéndoos como debo en esta vida, mereceré
alabaros en la gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL QUINTO DÍA
¡Oh María, Madre del Eterno Verbo,
más agradable á los divinos ojos que todas las criaturas! ¡Luz del mundo, clara
antorcha de los cielos, espejo sin mancha, donde los espíritus angélicos miran
sus perfecciones con alegría! ¡Alivio de nuestras miserias, socorro de nuestras
necesidades!.Así se vio con una
doncella, subido á un árbol á coger fruta, cayó impensadamente sobre una
cerradura de estacas que tenia la huerta, y fue tan recio el golpe, que una de
ellas se atravesó en el costado de parte á parte. En tal aprieto y
angustia invocó é hizo voto de visitar
vuestro Santuario. Con su invocación se vio esforzada, y con un
varonil aliento, rogó a los circunstantes que acudieron a tal lástima;
le sacasen del cuerpo la estaca, y con no pequeña compasión se la sacaron. En
el mismo instante se sintió totalmente libre y sana, quedando solamente las
señales de la herida para muestra y señal
perpetua de tan prodigioso milagro. La doncella partió luego a vuestro
Santuario, pregonando por los caminos el milagro sucedido con ella. Llevaba en
la mano, para mayor crédito y asombro, la estaca, y entrando en tu Santuario,
te dio las gracias. Yo, Señora, he caído en los lazos del pecado, si vos como
Madre no me favorecéis y me amparáis, como a
vuestra devota doncella, no
sanaré de los males que me rodean. Dadme auxilio para salir de tan lamentable
estado, para que caminando por caminos rectos llegue al Santuario de lo gloria.
Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SEXTO DÍA
¡Oh María, volcán incomparable del
divino amor! Sol resplandeciente a quien no pudieron quitar su brillo las oscuras nubes de la imperfección! ¡Luna
llena de claridad, cuya grandeza
dimanaba directamente del Sol Divino! Sois verdadera Luz de ciegos. A
sí se vio en una mujer llamada Clara.
Habiendo perdido la vista, y después de
aplicársele multitud de remedios sin provecho alguno, os ofreció en compañía de
su marido una Novena en vuestro Santuario. Luego que pronunció la promesa, dijo
que veía la mano de la Santísima Virgen María. Creyeron los que oían la
restitución de la vista, pero dudando que fuese la mano de la Purísima Virgen
la que decía miraba esta mujer, le ponían otra mano delante. Entonces respondía
no era aquella la de María, y así siempre se ratificó en que clara y
distintamente había visto la forma de la mano poderosa de su bienhechora y
Reyna. Cumpliendo su promesa, os fue a visitar en compañía del marido,
publicando el beneficio recibido de la mano. Yo me hallo ciego dando de escollo
en escollo, tropezando con mis errores. Dadme vuestra mano para que viendo lo que es justo y recto
solo aspire á la perfección de mi estado, así lograré alabar a mi Dios
eternamente en su gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SÉPTIMO DÍA
¡Oh Divina María, ciudad de refugio,
consuelo de atribulados en los mayores aprietos! Bien se vio en el caso un peón llamado Miguel,
destinado al servicio de la comunidad. Estando sentado sobre un árbol cortando
ramas, se deslizó y cayó. Al momento de su caída os invocó
con el dulcísimo título de Virgen de ARANZAZU. Recibió el cuerpo gravísimos golpes en las puntas de
las peñas hasta que cayó al rio. Bajaron
los religiosos juzgando hallarlo ya muerto,
mas le hallaron puesto de rodillas con los ojos hacia el Santuario,
dándole gracia por tan singular beneficio. Yo, Señora, me he deslizado, no una
sino muchas veces por dar gusto á mis apetitos, en un torrente de iniquidades.
Favorecedme, pues os invoco con el dulcísimo
nombre de Virgen Santísima de ARANZAZU, confiando de vuestro maternal amor, ser
favorecido y amparado, hasta que y
salido del precipicio de mis culpas cantaré vuestras alabanzas sin cesar en la gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL OCTAVO DÍA
¡Oh María Madre del Verbo humanado,
prodigio de la Omnipotencia; arca sagrada donde guardó el Altísimo el verdadero
maná de su soberano cuerpo, el rico tesoro de las virtudes; Altar animado,
donde Dios acepta el sacrificio de las buenas obras, para hacer las paces con
el hombre. Fue destinada por el mismo Dios para alivio, socorro y consuelo de
los enfermos. Así se vio en un niño que adolecía del mal de piedra y tenía a
sus padres compungidos y llenos de angustia, por no hallar alivio en ninguna
medicina, ni instrumento de cirujanos. Os invocaron sus padres ofreciendo
haceros una Novena si lograba el afligido enfermo el alivio. Hecha esta promesa
arrojó el niño la piedra con admiración de todos los presentes. Si este logró
la salud del cuerpo, yo Señora, he pedido en estos días que he hecho tu Novena,
la salud de mi alma, curadme, Señora, y no permitáis caiga en la más leve
culpa que os desagrade. Así lo espero de vuestra piedad. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL NOVENO DÍA
¡Oh Clementísima Virgen María de
ARÁNZAZU Madre honorabilísima, de cuyos soberanos pechos se alimentan los
atribulados, con divinas consolaciones; Sol hermoso de cuyo calor no hay
miseria que se esconda, volved esos ojos misericordiosos a vuestros fieles y
afligidos devotos que os invocan en el naufragio de tantas calamidades.
Vos miráis benigna a los católicos
navegantes librándolos a cada paso, de los naufragios. Así lo experimentan diez y ocho navegantes que
naufragando la nave en una tormenta grande, y desnudándose todos para tirarse
al agua, fiaban más de las olas, que de
la nave, el socorro. Previniéndose a
este último lance, hicieron voto, de que, si salían con vida al puerto,
irían todos en peregrinación a vuestro a ofreceros la limosna que su
posibilidad alcanzase. Con tal agrado aceptasteis la promesa, que apareciéndoos
con tres luces, convertisteis la lobreguez de la noche, en claridad; y alegrasteis y consolasteis con vuestra
presencia a los marineros, y templando la tormenta del mar, quedaron quietas,
pacíficas y amedrentadas sus olas, y saliendo libres a tierra, fueron todos
publicando vuestros portentos a ofreceros sus votos y cumplir su promesa.
Nosotros, Señora, que en este valle de lágrimas padecemos tormentas más fuertes
que los navegantes, necesitamos de vuestro amparo. En Vizcaya fue donde os
aparecisteis para consuelo de
navegantes, como que muchas veces los favorecisteis en sus peligros y
tormentas. Los enfermos, ciegos y tullidos han logrado por vuestro amparo
recobrar la salud, como lo testifican vuestros portentos. Vuestro Santuario
está en todo tiempo poblado de los que
agradecidos á vuestros beneficios, van a daros las debidas gracias. En este
templo de San Francisco veneramos
vuestra imagen. Es retrato de la que se
venera en Vizcaya, a Vos recurrimos confiados en que en todas partes sois Madre
de pecadores. Oídnos, pues, Señora; aceptad nuestras súplicas, que ya os
invocamos con el mismo título de los que felices os veneran en vuestro
Santuario. Os decimos a voces, Santísima Virgen María de ARÁNZAZU, amparadnos,
apagad el fuego de las guerras, libradnos del incendio de las herejías,
fecundad nuestros campos, purificad los infectados aires, y concedednos todo lo
que en estos nueve días os hemos pedido, si es para gloria de Dios, y bien de
nuestras almas. Amén.